El chico nuevo de la escuela

Bárbara Gogénola García • oct 08, 2018

El cambio de colegio suele incidir sobre el rendimiento escolar del alumno.

Todos los blogs y redes sociales nos bombardean estos días con “la vuelta al cole”, hasta la famosa cadena de hipermercados nos ha grabado a fuego esa frase tan repetida durante estas fechas. Para no ofreceros más de lo mismo hemos pensado hablaros un poco sobre la adaptación de los niños que cambian de colegio y son nuevos en el aula.

En estos tiempos que nos ha tocado vivir esto es bastante normal, ya que muy a menudo los padres deben modificar su lugar de residencia debido a un cambio de puesto de trabajo, cambio de domicilio, una reubicación en la empresa, etc…

El cambio de colegio suele incidir sobre el rendimiento escolar del alumno . Generalmente, si el cambio es por razones educacionales (por ejemplo, para buscar una mayor calidad o un centro que se adecue más al estilo de aprendizaje del niño), el rendimiento suele mejorar, mientras que los cambios por razones no educacionales (por ejemplo, por divorcio o imperativos laborales) pueden tener un impacto negativo en los logros de aprendizaje, en la conducta del alumno o en sus relaciones sociales, sobre todo si el niño presenta una actitud de rechazo a dicho cambio o no está preparado para ello. Aunque si el cambio se prepara de forma adecuada y se eliminan sus temores, puede vivirse como una experiencia enriquecedora.

Para que la decisión de cambiar de colegio sea más llevadera para el niño se le puede explicar las razones y ventajas de la decisión tomada , informarle de todos los detalles que conozcamos de su nuevo colegio para que se vaya familiarizando con él. Pero aun así, es normal que se pueda sentir mal. No hay que ignorar sus temores, enfados o tristezas, porque, lógicamente, el cambio le afecta. De esta forma, una situación difícil puede llegar a convertirse en una experiencia constructiva.

Se debe conocer al menor en profundidad y exigirle según sus posibilidades y, del mismo modo, recompensarlo de acuerdo con sus logros personales, ofreciéndole algo que él valore realmente en función de sus actitudes. No se puede pretender que todos los alumnos tengan notas altas, ni que se adapten con la misma facilidad al método de aprendizaje.

Premiar su buen desenvolvimiento escolar, su esfuerzo, sus avances cotidianos y la superación de las dificultades es una manera de fomentar las conductas deseables y de ayudarle a confiar en sus capacidades, a sentirse seguro de sí mismo y a gusto con el entorno, lo cual redundará en un buen rendimiento escolar.

Otra manera de fomentar la integración del nuevo alumno es trabajar la participación en las aulas, esta participación ayudará a la integración del nuevo alumno en las dinámicas de los grupos ya establecidos en el aula.

Realmente no hay mucha documentación al respecto de este tema, lo cual nos sorprendió, ya que ser “el niño nuevo en la escuela” es algo que viene sucediendo desde siempre.


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Nos han enseñado que no podemos estar tristes, que los días de bajón son señal de que algo va mal. Nos han enseñado a ser positivos hasta la locura y a evitar todo lo que nos revuelva por dentro. Nos han contado cuentos de personas felices y sin problemas, que viven cada día como si fuera un sueño, que no tienen que luchar nunca más con dragones, y que han conquistado reinos y corazones. Pero ¿qué hay de lo que nadie nos contó? ¿Qué hay de los baches que nadie nos enseñó a sortear, de las arenas movedizas sobre las que nadie nos enseñó a caminar, y de todos los tropiezos que nos íbamos a encontrar en la vida y de los que nadie nos había advertido? Por todo lo que nadie nos enseñó hasta ahora, nos hemos tragado todas las piedras del camino, hemos encontrado monstruos en cada esquina, y nos hemos caído en todos y cada uno de los charcos. Y es que nunca nadie nos explicó que podía haber monstruos dentro de nosotros mismos. Nadie nos dijo que, si ignoramos nuestras emociones, nuestros pensamientos, estaríamos creando el peor de todos ellos. Un tipo de criatura que se alimentaría de nuestra ingenuidad, de nuestro miedo y de nuestra ansia de evitarlo. Que se haría más grande cuanto más tratáramos de ignorarlo; que crecería cuantas más veces intentáramos fingir que no existe. Y es que el mar no deja de rugir por el mero hecho de que le demos la espalda. Incluso si logramos por un instante dejar de pensar en esas aguas aterradoras, una parte de nosotros sigue oyéndolas, sintiéndolas, y temiéndolas. Y es esa parte de nosotros la que ignoramos, la que rechazamos. Porque es la que siente el miedo, la angustia, la ansiedad y la pena ante cada bache del camino, ante cada sombra y monstruo; de fuera, y de dentro. Esa parte de nosotros mismos que aislamos, que queremos olvidar, es la que lucha con el resto de nuestro ser, reclamando nuestra atención, pidiendo a gritos que dejemos de alejarla de nuestro lado. Y así, sin darnos cuenta, dejamos de pelear contra monstruos para comenzar una batalla con nosotros mismos que podría no tener fin. O sí, si decidimos darnos la vuelta, hacer frente a ese mar tormentoso, a ese monstruo aterrador, a esa parte de nosotros mismos que nos provoca tanto rechazo. Si decidimos que ya basta de luchar contra uno mismo, que es tiempo de escucharse, tiempo de abrirnos a nosotros; de querernos y de cuidarnos. Si decidimos que es tiempo de reunir todas nuestras partes, las que nos gustan y las que no, y de comprendernos para poder trabajar desde la aceptación y la compasión hacia dentro. Y puede que haya pasado mucho tiempo y nuestro monstruo haya crecido demasiado. Puede que el miedo a hacerle frente sea tan intenso que nos deje paralizados. Quizá tampoco sepamos cómo abordarlo, por dónde empezar. La batalla será difícil, agotadora, desbordante y aterradora. La buena noticia es que no estamos solos en esto. El profesional de la psicología será nuestro mayor aliado. Esa persona experta que nos va a guiar en el camino hacia nuestra reconstrucción. La que nos va a dar el valor que necesitamos para hacer frente a nuestros monstruos. Será quien nos ayude a conocernos, y nos enseñará estrategias para hacernos fuertes y capaces, pero también flexibles. Esa persona será en quien podamos apoyarnos mientras aprendemos todas las cosas que nunca nos han contado. Y en ese momento, no habrá monstruo que pueda con nosotros. . . . El corto adjunto en el siguiente enlace es una versión de animación del mismo concepto que tratamos de transmitir con esta publicación. ¡Pásate a visitarlo! https://www.youtube.com/watch?v=QAyBXL9-7ow Imágenes recogidas de dreamstime.com.
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