Autismo, diagnóstico e intervención temprana (I)

Bárbara Gogénola García • oct 08, 2018

El término general de “Autismo” se refiere a los trastornos generalizados del desarrollo (TGD) y trastornos generalizados del desarrollo no especificado (TGNE)

El término general de “Autismo” se refiere a los trastornos generalizados del desarrollo (TGD) y trastornos generalizados del desarrollo no especificado (TGNE), también conocidos como trastornos del espectro autista, que incluyen el Autismo y el síndrome de Asperger. Este tema tan interesante lo dividiremos en varias entregas en nuestro blog, comenzamos con este primer acercamiento al diagnóstico e intervención temprana así como a definir el Autismo y sus particularidades.

Normalmente los padres son los primeros en darse cuenta de los primeros indicios del autismo. Quizás usted se fijó en que su hijo se desarrollaba de manera diferente a otros niños de su edad. Las diferencias pueden haber existido desde que nació, o puede que se hayan hecho más pronunciadas después. Algunas veces las diferencias son severas y obvias para todo el mundo. En otros casos son más sutiles y son reconocidas por alguien en la guardería o por la maestra de preescolar.

Esas diferencias, los síntomas del autismo, han llevado a miles de padres y familiares a buscar respuestas que han resultado en un diagnóstico de autismo.

Es importante recordar que su hijo sigue siendo la misma persona única, adorable y maravillosa que era antes del diagnóstico. Sin embargo, existen varias razones por las cuales es importante tener un diagnóstico para su niño. Un diagnóstico integral y detallado provee información importante acerca del desarrollo y comportamiento de su hijo. Puede proveer un mapa para el tratamiento, al identificar las fortalezas y los desafíos específicos a su hijo, y brindar información útil acerca de cuáles necesidades y habilidades debe abordar la intervención. A menudo un diagnóstico es necesario a fin de poder tener acceso a servicios específicos para el autismo a través de programas de intervención temprana.

Actualmente, no existe un examen médico para el autismo; un diagnóstico se basa en el comportamiento observado y en exámenes educativos y psicológicos.

A medida que los síntomas del autismo varían, así también cambian las rutas para llegar a un diagnóstico. Es posible que usted le haya preguntado a su pediatra al respecto. A algunos niños se les detectan retrasos en el desarrollo antes de ser diagnosticados con autismo y puede que ya estén recibiendo algunos servicios de intervención temprana o de educación especial.

Lamentablemente, a veces las preocupaciones de los padres no son tomadas en serio por el doctor y se retrasa el diagnóstico.

Desde el nacimiento hasta por lo menos los 36 meses de edad, durante las visitas rutinarias al médico todo niño debe ser evaluado para ver si alcanza los hitos del desarrollo cuando corresponde. Si emergen preocupaciones por el desarrollo del niño, el médico debería referirlo a recibir intervención temprana y a un especialista para una evaluación del desarrollo más completa. Se deberían realizar evaluaciones de audición y de los niveles de plomo, así como usar una herramienta específicamente diseñada para detectar el autismo, como por ejemplo el cuestionario modificado para el autismo en niños pequeños ( Modified Checklist of Autism in Toddlers o MCHAT ).

El MCHAT es una lista de preguntas sencillas acerca de su hijo. Las respuestas determinarán si él deberá ser referido a un especialista, generalmente un pediatra especialista en el desarrollo , un neurólogo, un psiquiatra o un psicólogo, para mayor evaluación.

Existen otras herramientas de detección, algunas especiales para niños mayores o dirigidas a alguno de los trastornos del espectro autista o TEA ( Autism Spectrum Disorders o ASD ).

Es posible que su hijo haya sido diagnosticado por uno de los profesionales mencionados. En algunos casos, puede que un equipo de especialistas haya evaluado a su hijo y le haya dado recomendaciones para el tratamiento. El equipo quizá incluyó un audiólogo para descartar la pérdida de la audición, un terapeuta del habla y el lenguaje para determinar las destrezas y necesidades en el lenguaje, y un terapeuta ocupacional para evaluar las destrezas motoras y físicas. Si éste no fue el caso del hijo suyo, debe asegurarse que se realicen más evaluaciones para que pueda saber todo lo posible acerca de las fortalezas y necesidades de su hijo.



Por Bárbara Gogénola García 13 mar, 2023
Realidad virtual en psicoterapia
Por Bárbara Gogénola García 07 jul, 2022
Miedo a volar y su tratamiento con psicoterapia y realidad virtual
Por Amelia 15 mar, 2022
Los principales factores de estrés de 2022 y cómo afrontarlos
Ansiedad y estrés en niños
Por Psious 31 ene, 2022
Ansiedad y estrés en niños
Por Paloma Menéndez Margolles 24 mar, 2021
Nos han enseñado que no podemos estar tristes, que los días de bajón son señal de que algo va mal. Nos han enseñado a ser positivos hasta la locura y a evitar todo lo que nos revuelva por dentro. Nos han contado cuentos de personas felices y sin problemas, que viven cada día como si fuera un sueño, que no tienen que luchar nunca más con dragones, y que han conquistado reinos y corazones. Pero ¿qué hay de lo que nadie nos contó? ¿Qué hay de los baches que nadie nos enseñó a sortear, de las arenas movedizas sobre las que nadie nos enseñó a caminar, y de todos los tropiezos que nos íbamos a encontrar en la vida y de los que nadie nos había advertido? Por todo lo que nadie nos enseñó hasta ahora, nos hemos tragado todas las piedras del camino, hemos encontrado monstruos en cada esquina, y nos hemos caído en todos y cada uno de los charcos. Y es que nunca nadie nos explicó que podía haber monstruos dentro de nosotros mismos. Nadie nos dijo que, si ignoramos nuestras emociones, nuestros pensamientos, estaríamos creando el peor de todos ellos. Un tipo de criatura que se alimentaría de nuestra ingenuidad, de nuestro miedo y de nuestra ansia de evitarlo. Que se haría más grande cuanto más tratáramos de ignorarlo; que crecería cuantas más veces intentáramos fingir que no existe. Y es que el mar no deja de rugir por el mero hecho de que le demos la espalda. Incluso si logramos por un instante dejar de pensar en esas aguas aterradoras, una parte de nosotros sigue oyéndolas, sintiéndolas, y temiéndolas. Y es esa parte de nosotros la que ignoramos, la que rechazamos. Porque es la que siente el miedo, la angustia, la ansiedad y la pena ante cada bache del camino, ante cada sombra y monstruo; de fuera, y de dentro. Esa parte de nosotros mismos que aislamos, que queremos olvidar, es la que lucha con el resto de nuestro ser, reclamando nuestra atención, pidiendo a gritos que dejemos de alejarla de nuestro lado. Y así, sin darnos cuenta, dejamos de pelear contra monstruos para comenzar una batalla con nosotros mismos que podría no tener fin. O sí, si decidimos darnos la vuelta, hacer frente a ese mar tormentoso, a ese monstruo aterrador, a esa parte de nosotros mismos que nos provoca tanto rechazo. Si decidimos que ya basta de luchar contra uno mismo, que es tiempo de escucharse, tiempo de abrirnos a nosotros; de querernos y de cuidarnos. Si decidimos que es tiempo de reunir todas nuestras partes, las que nos gustan y las que no, y de comprendernos para poder trabajar desde la aceptación y la compasión hacia dentro. Y puede que haya pasado mucho tiempo y nuestro monstruo haya crecido demasiado. Puede que el miedo a hacerle frente sea tan intenso que nos deje paralizados. Quizá tampoco sepamos cómo abordarlo, por dónde empezar. La batalla será difícil, agotadora, desbordante y aterradora. La buena noticia es que no estamos solos en esto. El profesional de la psicología será nuestro mayor aliado. Esa persona experta que nos va a guiar en el camino hacia nuestra reconstrucción. La que nos va a dar el valor que necesitamos para hacer frente a nuestros monstruos. Será quien nos ayude a conocernos, y nos enseñará estrategias para hacernos fuertes y capaces, pero también flexibles. Esa persona será en quien podamos apoyarnos mientras aprendemos todas las cosas que nunca nos han contado. Y en ese momento, no habrá monstruo que pueda con nosotros. . . . El corto adjunto en el siguiente enlace es una versión de animación del mismo concepto que tratamos de transmitir con esta publicación. ¡Pásate a visitarlo! https://www.youtube.com/watch?v=QAyBXL9-7ow Imágenes recogidas de dreamstime.com.
Por Silvia Guarnieri y Miriam Ortiz (extracto del libro "No es lo mismo") 21 ene, 2021
¿Preocuparse u ocuparse?
Por Marta Sánchez | Digital Content Manager - Spain 13 ene, 2021
Bárbara Gogénola García, psicóloga especializada en estrés y ansiedad en Oviedo, Gijón y online.
Por Bárbara Gogénola García 25 mar, 2019
7 Razones para Tratar las Fobias con Realidad Virtual
Por Bárbara Gogénola García 16 oct, 2018
Coworking/alquiler de despachos
Por Bárbara Gogénola García 08 oct, 2018
Ejercicio para superar el estrés. Las 3 preguntas de control: Qué es lo que NO controlo de esta situación Qué es lo que estoy intentando controlar Qué podría controlar que ahora no estoy controlando Hay multitud de cosas que están bajo nuestro control, focalicemos nuestros esfuerzos en ellas y recobraremos más control sobre el estrés. Os pido que hagais una lista con las respuestas a cada una de las tres preguntas y que comprobéis cómo se gana en claridad de pensamiento, opciones y factores que controlamos y que nunca habíamos sido conscientes de ellos. Si quereis podeis enviar vuestras respuestas y reflexiones a barbara@gogenolapsicologia.com
Show More
Share by: